Hay dos políticas gubernamentales que se han destacado como anticipación de coyunturas adversas.
La política de salud contuvo y
revirtió el proceso de privatización del sector salud. El cambio de orientación
fue el adecuado para enfrentar la coyuntura que impuso la pandemia COVID-19.
Con anticipación se concluyó y reparó infraestructura hospitalaria abandonada.
Al mismo tiempo se recuperó el control y suministro de medicamentos de los
servicios públicos de salud en manos de intermediarios abusivos.
La política energética, orientada
a revertir las reformas impulsadas por gobiernos neoliberales y a recuperar la
soberanía energética. Esta política enfrenta la oposición de empresas
beneficiadas por el prinaismo. Bloquearon la Ley de la Industria Eléctrica, por
lo que ahora está en curso un nuevo proyecto en materia de energía que se
desahoga en el Congreso. La coyuntura generada por la invasión de Rusia a
Ucrania, de rebote, pone en alto el principio de soberanía energética. Esto lo
tomarán en cuenta los legisladores haciendo a un lado posiciones ideológicas.
La política de seguridad es de
carácter estructural, no obedece a una coyuntura específica. Esta se funda en
otras bases, actúa coordinadamente, de manera sobresaliente la Defensa, la
Marina y la Guardia Nacional. Se presume desvinculación total de la
delincuencia organizada. Se atiende, en lo posible, las causas sociales.
Revertir la descomposición heredada no es cuestión de días o meses, se
requerirá más de un sexenio. Los delincuentes no están dispuestos a ceder el
territorio que por omisión o acuerdo mafioso les concedieron autoridades
anteriores. Por eso, no debe sorprendernos que eventos violentos se carguen de
espectacularidad. San José de Gracia en Michoacán. La bronca en el estadio de
La Corregidora en Querétaro. Los grupos de choque que se infiltran en las
protestas ciudadanas. La violencia se hace espectáculo mediático y de inmediato
se afirma que las cosas no han mejorado, como si se siguieran cometiendo
masacres ordenadas a la fuerza pública federal. Lamentablemente las
provocaciones seguirán y hay que mantener la cabeza fría.
Adicionalmente y muy importante,
la transformación moral no concluye en la publicación de una guía ética. Como
la seguridad, la salud, la educación, la cuestión moral es de todos los días y
no basta con la actuación del presidente y sus funcionarios. Es la lucha de
toda una sociedad atomizada por el individualismo que se expresa de muchas
maneras, como en el vetusto coloquialismo "sólo mis chicharrones truenan” o el
actual “más vale pedir perdón que pedir permiso. Entre neoliberales,
autoridades corruptas y la delincuencia se encargaron en malear a la sociedad.
Revertir esa degradada condición será hacer historia.
En medio de la hazaña
transformadora se comienza a mostrar un presidente angustiado por el tiempo. En
algunas mañaneras AMLO hace conciencia del tiempo que corre en la clepsidra
sexenal. Y sí, también tiene consejeros áulicos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario