martes, 30 de noviembre de 2021

La era Pejenomics*

“la idea predominante acerca del Gobierno está equivocada, que es más el producto de sesgos ideológicos que de cualquier otra cosa. Las historias que se cuentan sobre él han socavado su confianza, limitado el papel que puede desempeñar en la conformación de la economía e infravalorado su contribución a la producción nacional, lo cual ha llevado, equivocadamente, a una excesiva privatización y externalización.”

Mariana Mazzucato

Tres años se cumplen de un nuevo gobierno. Un cambio de la visión en materia económica es ostensible respecto a los gobiernos anteriores. Sin ser un cambio radical, mucho menos comunista, el gobierno se ha dotado de medidas eclécticas abriendo espacio a la era Pejenomics, una historia que tiene su complejidad pues en ella se integran imperativos que pertenecen a la escuela neoliberal: no endeudarse, no crear ni subir impuestos, evitar nacionalizaciones, respetar los contratos, establecer la austeridad. Precisamente en el punto de la austeridad se da un quiebre, pues no se trata de inhibir la participación económica gubernamental y recortar el gasto social.

Cartón de Rocha, La Jornada Maya

Se trata de una austeridad republicana, opuesta a la que obligaba el Fondo Monetario Internacional. Aquí de lo que se trata es de fortalecer la intervención del gobierno siendo más efectivo en el cobro de los impuestos y con mayor transparencia en el ejercicio del gasto. Sin derroches, ni rentas onerosas al erario para provecho de los que tienen y pueden, sino enfocando subsidios con alcance social, que impactan al mercado interno.

Qué ocurría antes. Contra lo pregonado por los tecnócratas, el gobierno se endeudaba más y creaba nuevos impuestos, para alcanzar un crecimiento mediocre. Ese cúmulo de recursos obtenido por esas vías no reportaba en una mejor vida para los trabajadores del campo y la ciudad, tal vez de manera importante para un pequeño sector de las clases medias, una gran proporción de ellas se les manipulaba con el placebo del aspiracionismo. Buena parte de los recursos públicos se dirigía a fortalecer a los ricos establecidos y a los nuevos ricos. Unos ejemplos. El gobierno gastaba en comprar gas que no usaba, compraba medicinas en condiciones monopólicas en beneficio de las comercializadoras de medicamentos, bueno, hasta el ridículo de comprar revistas literarias de manera improductiva. Toda una serie de aberraciones a favor de la desigualdad.

El cambio se nota en los apoyos directos a la población, sin intermediarios, así como la inversión en infraestructura, educación y salud. La guía keynesiana. Si se mira bien, las fórmulas económicas no son novedosas. Si acaso, lo que agrega Pejenomics es un fuerte componente moral de honestidad y lealtad, siempre a prueba a los ojos de la oposición. Eso sí, con mucho, mucho nacionalismo. Apelando a la identidad nacional en la evocación de la Historia de México en las tres transformaciones que antecedieron a la Cuarta, en la reivindicación de los pueblos originarios y en la declaratoria de héroes a los migrantes mexicanos establecidos allende el Río Bravo.

Mañana se cumplen tres años de gobierno conducido por Andrés Manuel López Obrador, quien sin las credenciales del MIT, Harvard o Yale, ni de Cambridge, Oxford o London School of Economics, se ha hecho cargo de un país lacerado por la desigualdad y la violencia para que, con los instrumentos económicos a disposición del Estado, afirmen a un pueblo en la fraternidad y la paz.

*En los ochenta, en Estados Unidos a las ideas económicas de Ronald Reagan se les llamó Reaganomics y tuvo su frase célebre: el gobierno es el problema no la solución. En ellas se afirmaba el relato neoliberal de disminución del sector público, reducción de conquistas sociales, de rebaja de impuestos a las grandes empresas y desregulación comercial.

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