lunes, 6 de septiembre de 2021

De silencios


Noviembre de 1923, el fracasado golpe de Munich o pacto de la cervecería alentado por Hitler. Diez años después los nazis tomarían el poder. Lección: no hay que subestimar a la ultraderecha.

La invitación de senadores de la oposición al dirigente del partido Vox de España, quien dio una conferencia en uno de los salones del Senado la semana pasada, ayuda a delimitar posiciones. En consecuencia, contribuye a darle claridad a posturas que se reclaman democráticas y liberales, pero no lo son. Es a través de esta simulación que la ultraderecha se abre paso. Así se presentó Vicente Fox y llegó a la presidencia en el 2000. Los que votaron por él, muchos de ellos, no se dieron cuenta del arribo de la ultraderecha. Conspicuos colaboradores de él, como Carlos Abascal Carranza y Ramón Muñoz Gutiérrez -de vena yunquista- tuvieron gran influencia en ese sexenio.

Lo que pasa ahora al interior del PAN, al perder posiciones con acceso al presupuesto, es el sentimiento de expresar sus posiciones de origen y así reconstruir una base social minoritaria, presumiendo su catolicismo y anticomunismo.

Lo que ha faltado a la firma de la carta de Madrid es la definición del bloque opositor formado por el PAN, el PRD y el PRI, la coalición Va por México. Cuánto tiempo sostendrá ese silencio. De darse un pronunciamiento al respecto animaría a renombrar la coalición, si es que están de acuerdo con los términos de la directiva de Vox, para integrar Va por España.

Otro silencio por destacar es el de la Confederación Patronal de la República Mexicana y del Consejo Coordinador Empresarial, organizaciones de indeleble discurso anticomunista desde su fundación. Dirán algo o dejarán a sus senatoriales alfiles batirse por ellos.

A mi me gustaría que entrevistaran sobre el tema a Alberto Baillères, accionista mayoritario de varias empresas y patrono del ITAM, a Daniel Servitje, dueño de Bimbo y a José Antonio Fernández Carbajal, quien preside el consejo de FEMSA y es integrante del consejo del TEC de Monterrey. Ellos signarían con gusto la carta de Madrid.

El asunto va más allá, pues no se trata sólo de ambiciosos o despistados senadores promoventes de la carta mencionada. Efectivamente, se trata de una corriente de pensamiento como lo advierte el presidente López Obrador, la cual penetra partidos, organizaciones empresariales y hasta gobiernos. Una corriente en la que la democracia y los modos liberales son tolerados, nunca apropiados, en la disposición de barrerlos si les resulta conveniente.

Este grupo de senadores vuelve a la carga contra el comunismo ¿Cuál? ¿Dónde? ¿Quiénes? Alejandro Encinas -subsecretario de gobernación perteneció al Partido Comunista Mexicano, un partido que pasó proscrito la mayor parte del tiempo durante el siglo pasado; Jesús Zambrano, guerrillero de la Liga Comunista 23 de septiembre, actual dirigente del PRD y de la coalición opositora; Patricia Mercado, senadora por MC, alguna vez militante de la tendencia trotskista. A qué comunismo se refieren.

Sin lugar a descuidos, hay que tomar en serio a estos opositores. Sería un error lamentable reducirlos a la burla. Contenerlos dentro de la democracia mediante el voto, señalándolos por sus actos autoritarios, represivos, también de corrupción y discriminación.

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