La invitación de senadores de la
oposición al dirigente del partido Vox de España, quien dio una conferencia en uno de los salones del Senado la semana pasada, ayuda a delimitar posiciones.
En consecuencia, contribuye a darle claridad a posturas que se reclaman
democráticas y liberales, pero no lo son. Es a través de esta simulación que la
ultraderecha se abre paso. Así se presentó Vicente Fox y llegó a la presidencia
en el 2000. Los que votaron por él, muchos de ellos, no se dieron cuenta del
arribo de la ultraderecha. Conspicuos colaboradores de él, como Carlos Abascal
Carranza y Ramón Muñoz Gutiérrez -de vena yunquista- tuvieron gran influencia
en ese sexenio.
Lo que pasa ahora al interior del
PAN, al perder posiciones con acceso al presupuesto, es el sentimiento de expresar
sus posiciones de origen y así reconstruir una base social minoritaria,
presumiendo su catolicismo y anticomunismo.
Lo que ha faltado a la firma de
la carta de Madrid es la definición del bloque opositor formado por el PAN, el
PRD y el PRI, la coalición Va por México. Cuánto tiempo sostendrá ese silencio.
De darse un pronunciamiento al respecto animaría a renombrar la coalición, si
es que están de acuerdo con los términos de la directiva de Vox, para integrar
Va por España.
Otro silencio por destacar es el
de la Confederación Patronal de la República Mexicana y del Consejo Coordinador
Empresarial, organizaciones de indeleble discurso anticomunista desde su
fundación. Dirán algo o dejarán a sus senatoriales alfiles batirse por ellos.
A mi me gustaría que
entrevistaran sobre el tema a Alberto Baillères, accionista mayoritario de
varias empresas y patrono del ITAM, a Daniel Servitje, dueño de Bimbo y a José
Antonio Fernández Carbajal, quien preside el consejo de FEMSA y es integrante del
consejo del TEC de Monterrey. Ellos signarían con gusto la carta de Madrid.
El asunto va más allá, pues no se
trata sólo de ambiciosos o despistados senadores promoventes de la carta
mencionada. Efectivamente, se trata de una corriente de pensamiento como lo
advierte el presidente López Obrador, la cual penetra partidos, organizaciones
empresariales y hasta gobiernos. Una corriente en la que la democracia y los modos
liberales son tolerados, nunca apropiados, en la disposición de barrerlos si
les resulta conveniente.
Este grupo de senadores vuelve a
la carga contra el comunismo ¿Cuál? ¿Dónde? ¿Quiénes? Alejandro Encinas
-subsecretario de gobernación perteneció al Partido Comunista Mexicano, un
partido que pasó proscrito la mayor parte del tiempo durante el siglo pasado;
Jesús Zambrano, guerrillero de la Liga Comunista 23 de septiembre, actual
dirigente del PRD y de la coalición opositora; Patricia Mercado, senadora por
MC, alguna vez militante de la tendencia trotskista. A qué comunismo se
refieren.
Sin lugar a descuidos, hay que
tomar en serio a estos opositores. Sería un error lamentable reducirlos a la
burla. Contenerlos dentro de la democracia mediante el voto, señalándolos por
sus actos autoritarios, represivos, también de corrupción y discriminación.
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