Un virus estremeció al mundo el
año de 2020 que acaba de concluir. Con todo y su sino calamitoso, la pandemia
-que no se ha detenido- ha dejado un aprendizaje para las jóvenes generaciones,
un reaprendizaje para los que ostentamos cierta veteranía. Darle nueva
centralidad a lo público, sacarlo de la marginalidad en la que fue confinado
por el libre comercio. Revalorar el virtuosismo entre la acción pública y la
decisión privada.
Esta línea debió quedar bien
expresada después de la crisis financiera del 2008-2009, desatada por los
insostenibles créditos hipotecarios. Pero no fue así y el altermundismo
prácticamente se desvaneció. Por eso hay que destacar la aportación a la
sociedad del nuevo coronavirus: poner a los Estados de Bienestar en su condición
primigenia de servicio público, en diametral posición a la impostura del Estado
al servicio de una minoría de magnates con su cauda de rémoras.
Afortunadamente, esos poderes
dispuestos a comprar voluntades y a mentir compulsivamente, genéticamente están
ajenos al pueblo y no encuentran una fórmula efectiva para comunicarse con él,
más allá de la gracejada y la pendencia. Hacerse chistositos con un clasista y
racista sentido del humor. Esa dificultad para establecer una comunicación con
el pueblo la sustituyen con el terrorismo verbal, activado para infundir miedo
entre la población y odio entre los mexicanos. De eso han dado muestras varias
a propósito del manejo de las autoridades de salud de la crisis sanitaria,
descalificando continuamente al personal de la salud.
El año 2021 también quedará signado
por SARS-CoV-2, pues recién se ha iniciado en el mundo el operativo de
aplicación de vacunas específicas para disminuir la enfermedad provocada, con
la gran diferencia de contar con condiciones de abatimiento de ese mal. No
menos importante en este año 2021 serán las elecciones locales, estatales y
federales que concurrirán a mediados de años en un mismo día. Mi deseo es ver a
una oposición ampliamente derrotada en los comicios de este año, para con ello
tenga de nuevo la oportunidad de cumplir su anterior promesa de irse del país, como
lo esgrimieron algunos de sus personajes. A ver si ahora si cumplen.
El seis de junio de este año es
la fecha marcada para darle continuidad y profundidad a la transformación en
marcha, la cual no será obra de única gestión sexenal.
1 comentario:
Ciertamente, la interrelación entre el problema de salud pública y crisis del capitalismo neoliberal posee claves que colocan al primero como uno de los efectos de la ocurrencia del segundo. Gracias por su contribución, un saludo
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