El segundo informe de gobierno,
el que se entrega al Congreso, es una afirmación de la transformación en marcha
y ansía consolidarse. Se trata de un informe que se refiere a las bases del
relanzamiento del Estado de Bienestar para que todos concurramos en ese
objetivo. Todos es una exageración, pues hay oposición que pugna por el
zarandeado statu quo, el que modeló la economía liberal ¿Liberal? Más
bien el dogma motejado de neoliberal. Lo que no es una exageración es el hecho,
el respaldo popular que tiene el gobierno del presidente López Obrador.
Haciendo a un lado las varias
escaramuzas políticas (mediáticas, partidistas, parlamentarias y de
gobernadores) de las últimas semanas, quiero llamar la atención sobre tres
temas de cuyo consenso no hay modo de evadirse frente al proyecto transformador,
que representa la reinserción del Estado en responsabilidades que fueron
descuidadas, cuando no subrogadas unas, pero que no pueden ignorarse o darle la
vuelta.
Educación. La reforma
educativa impuesta en el sexenio de Peña Nieto fue, lo sabemos bien, una
reforma laboral al estatuto de los trabajadores adscritos a la educación
pública básica y media, la cual fue fríamente acompañada de la decapitación de
su líder “moral”, la profesora Elba Esther Gordillo. Dos elementos necesarios
para retomar el compromiso constitucional del Estado mexicano con la educación
(no sólo es cuestión de becas, de infraestructura) Uno es un acuerdo pedagógico
y de contenidos que sea suficientemente divulgado, que atrape la conversación
pública. El segundo elemento es una participación del magisterio y de los
padres de familia. Lo que se tiene que evitar es convertir el proceso en foro
de demandas gremiales usadas como medio de chantaje, como ha ocurrido en el
pasado y que han servido para encubrir cacicazgos sindicales. Peor aún,
convertir la educación en moneda de cambio para alcanzar propósitos políticos
personales. Ejemplo de esto último fue el fugaz y pernicioso partido Nueva
Alianza, operado como armadura política de un cacicazgo sindical y que
finalmente le estalló a la profesora Gordillo. Con el PANAL se contribuyó al
arribo de dos de los peores gobernantes que ha tenido México: Felipe Calderón y
Enrique Peña Nieto.
Salud. Otro campo de la
destrucción neoliberal fue el sector salud. Un abandono de décadas que hasta
hoy en día se resiente. Nada más revisar el elenco de directores del IMSS sin
vocación social. El ISSSTE no quedó ajeno al desastre, baste al afiliado
intentar conseguir una cita médica para ser atendido, se tiene que hacer fila
desde las cuatro de la mañana. El remedio del Seguro Popular derivó en una
bolsa de recursos fiscales de difícil fiscalización que no requirió de
infraestructura propia, formación de médicos y demás personal al servicio de la
salud. Un mecanismo financiero opaco, dispuesto al coyotaje institucionalizado.
La función pública para la salud fue decayendo mientras se auspiciaba el modelo
de negocios que se implantó y frente al cual los líderes sindicales fueron
complacientes, su enriquecimiento personal estaba asegurado. Levantar al sector
salud requerirá no sólo de inversiones gubernamentales, como se está haciendo,
también de la participación del gremio de los médicos, empezando por
platicarnos qué pasó ayer.
Son tres temas que puestos así no
resumen la transformación, pero sí nos dan cuenta de su alcance de largo
aliento. Tangencialmente interrogan al liberalismo, a su crisis actual dada la
dificultad intrínseca que tiene para enfrentar retos sociales. No es la primera
vez que ello ocurre. En el siglo pasado, las revoluciones sociales, la Gran
Guerra y la Segunda Guerra Mundial pusieron en la lona al liberalismo, se le
llegó a dar por muerto ante la fundación del Estado de Bienestar. Pero resurgió
de sus cenizas con las mismas incapacidades para enfrentar retos sociales,
incluidas las de índole ambiental. Dos acontecimientos marcan la debacle del
liberalismo en nuestros días, la crisis financiera producida por los créditos
inmobiliarios otorgados sin garantías (2008) y la pandemia por el coronavirus
(2020). De ahí las condiciones objetivas para la ventura de la cuarta
transformación.
1 comentario:
Como siempre!! Lúcido análisis mi querido Jorge, un abrazo enorme, Saludos
Publicar un comentario