martes, 21 de julio de 2020

Los agasajados de ayer

Las tres notas de Proceso (19-07-2020), con su habitual sensacionalismo, pueden resultar una vacuna en el proceso abierto contra Emilio Lozoya Austin. Expresiones que señalan este particular expediente como “la maraña”, “La sombra” y “el enredo”, plantea un sistema lagunar de desinformación. Una filtración sobre la primera toma de declaración ministerial que se le hizo al exdirector de PEMEX, supuestamente realizada en España por la Fiscalía General de la República. La ruta de la filtración, siempre oscura para cada caso, espero que esta no provenga directa y premeditadamente de la Fiscalía. Nada más saber que el empresario-periodista, español-mexicano -Antonio Navalón- tuvo acceso a la documentación y la soltó al salinista vestido de azul Roberto Gil Zuarth, da para levantar la ceja, como signo de advertencia sobre el proceso en curso y su posible fracaso. Nada haría más felices a los agasajados de la corrupción de ayer.

Hay otros agasajados de ayer, los cuales lanzaron un desplegado en el que avizoran la deriva autoritaria y llaman a defender la democracia amenazada por la concentración de poder en manos de una sola persona. Esa persona que ha puesto a consideración la revocación del mandato y le fue aprobada por los legisladores. Esa persona que ha puesto a consideración la elevación a rango constitucional para situar a la corrupción y el fraude electoral como delitos graves y también aprobadas por los legisladores. Esa persona que ha puesto a consideración desaparecer la facultad constitucional del Ejecutivo de condonar el pago de impuestos e igualmente aprobada por los legisladores. Se nota la concentración de poder o será acaso los destinatarios, los sensiblemente aludidos. Esa persona, el presidente Andrés Manuel López Obrador, sólo se limita a ejercer las facultades que la Constitución consagra.

Qué realmente molesta a los agasajados de ayer, tanto que los impulsó a lanzar un desplegado. Aunque no aplique tal vez a todos los abajofirmantes, puede tratarse de la pérdida de una subvención, de algún contrato o cargo, haber perdido la categoría de consejero áulico o la cercanía interlocutoria con el presidente en turno, de los tiempos en los que se les consultaba desde Los Pinos. Para que el tema no quede en la nube de especulación, sería bueno conocer de un nuevo desplegado en el que expongan el malestar de su bolsillo -no necesariamente de todas y todos los firmantes. Esto es, si sus ingresos provenientes del haber público han disminuido, si la mano invisible del mercado no responde a sus expectativas de enriquecimiento. A lo mejor no son unos ambiciosos vulgares, sólo quieren tomarse la foto con el presidente o firmarle un libro.

Los 30 agasajados de ayer también pueden animarse a rubricar otro desplegado que hable de Emilio Lozoya Austin, es lo de hoy, pero también de otros procesos, como los de Alonso Ancira, Juan Collado, César Duarte, Genaro García Luna, Rosario Robles. No precisamente para hacer un manifiesto contra la corrupción y la impunidad, más bien como un lamento, porque da la casualidad de que se subieron al mismo barco de los agasajados de ayer.



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