martes, 9 de junio de 2020

Represión o democracia

“Los demócratas convencidos, sin embargo, nunca consentirán la represión (o la desigualdad que ésta, manifiestamente, contiene)

Michael Walzer

La oposición pequeña, con notoriedad en los medios y no escasa de recursos, vive intranquila porque les han ido retirando privilegios asignados desde el poder político, antes surtidos de una manera negociada y discrecional, privilegios otorgados sin una norma constitucional que los estipulara. Es una oposición que se congrega para contrarrestar el mandato popular que la mayoría de los ciudadanos le conferimos a Andrés Manuel López Obrador. Esa oposición todos los días se ensaya en la labor de lapidar las acciones del gobierno, desatendiéndose de la actividad constructiva. Es su papel y ni la emergencia sanitaria ha sido motivo para darse una tregua. Por el contrario, la epidemia ha sido el combustible para mantener encendida su animosidad contra la transformación en curso. Lo que ha sucedido en Jalisco en las últimas semanas exhibe el perfil de una oposición condescendiente con la represión.

El seducido por la violencia. Hasta ahora, la oposición no ha encontrado al líder que la convoque y la haga crecer. En esas andaba el gobernador de Jalisco Enrique Alfaro, tratando de pastorear a otros gobernadores como su hombre fuerte, aprovechando el contagio por coronavirus. Echado para adelante, adoptando medidas coercitivas, así iba el gobernador construyendo su figura de mano dura. Bastó un muerto víctima de la violencia policial, el trabajador Giovanni López, para que a nadie le quede duda del talante antidemocrático del gobernador. Durante todo el mes de mayo ese deceso se mantuvo fuera de la luz pública. En cuanto comenzó a divulgarse las escenas del arresto del trabajador y la noticia de su fallecimiento, un mes después, las manifestaciones de repudio al gobernador ocuparon las calles de la ciudad de Guadalajara. Enrique Alfaro interpretó mal los datos y consideró oportuno reprimir a cielo abierto, sacar los toletes para afirmar su incipiente liderazgo como figura nacional. Sucedió lo contrario, quedó exhibido como un personaje represor. Sin dar lugar a procedimientos correctivos claros para subsanar el error, primero acusó al presidente López Obrador de estar detrás de las protestas, después liberó a jóvenes que habían sido capturados durante las protestas (no se sabe cuántos permanecen privados de su libertad) El lunes 8 de junio Alfaro se puso a repartir despensas, como si no hubiera pasado nada.



Los seducidos por el violento. Urbi et orbi, en la red social de Twitter, el director de Letras libres Enrique Krauze salió a elogiar la talla liberal del gobernador de Jalisco. El demócrata, el liberal, le hizo un homenaje al violento. Un acto de camaradería o de fidelidad, tal vez, pero no se trató de un arrebato declarativo. Es conocido el cortejo que Alfaro tiende sobre los intelectuales a través de la Universidad de Guadalajara. Fue precisamente en esa universidad, que el 26 de mayo de 2019, un grupo de intelectuales abismáticos se pronunciaron en contra del populismo, bajo la guía de Mario Vargas Llosa y su Fundación Internacional para la Libertad. Se dicen convencidos de que la libertad está amenazada. Los jóvenes jaliscienses han sufrido la amenaza cumplida de parte de su gobernador y los intelectuales todavía no sacan un desplegado de condena a la supresión de libertades en Jalisco. O tienen un sentido de la libertad muy estrecho o sienten que les falta el apapacho oficial. Todos los “ilustrados” que se reunieron en el Paraninfo de la Universidad de Guadalajara, de manera unánime son opositores a López Obrador.

Se está con la democracia o con la represión ¿A quién le desagrada esa disyunción?


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