“La magia del lenguaje permite e
incita a hacer aparecer algo ente un público atónito, que, al cabo de poco, ya
no sabrá de dónde o cómo ha salido.”
Hans Blumenberg
El rumor y la noticia falsa se
parecen en la medida que intervienen en la comunicación para deformar o falsear
la realidad. La diferencia entre el rumor y la noticia falsa es la siguiente,
el primero es anónimo, la segunda tiene nombre y apellido (Joaquín López
Dóriga, por ejemplo, y su anuncio del fallecimiento del empresario José Kuri).
Para abundar en esta sencilla diferenciación
el siguiente contraste.
El caso de la “vacuna
esterilizadora” que nunca existió, ni se aplicó. Corría la primera mitad del
sexenio 1970-1976. La campaña nacional de vacunación contra el sarampión y
otras enfermedades, a verificarse en las escuelas primarias, sufrió la embestida
de un rumor que “alertaba” sobre la esterilización de niñas y niños. Se creó
pánico y se puso en riesgo la protección de millones de niños. Como se trataba
de un rumor no se supo quién lo inventó y distribuyó. Lo que si es sabido -el
antecedente que lo procreó- es el malestar que produjo en grupos conservadores
las decisiones del gobierno de aquellos años: incorporar la educación sexual en
los programas y los libros de texto de primaria, así como dar curso legal como
política de población a la planificación familiar, la familia pequeña vive
mejor ¿Qué grupos se opusieron? Si piensan en la Coparmex y el PAN le han
atinado.
Con motivo de la actual pandemia
Coronavirus COVID_19 -proceso de contagio infeccioso respiratorio de nueva
generación- se han encendido las alarmas para su atención, lo cual es
aceptable, razonable, saludable, prudente. Al abrir la puerta para la operación
de la emergencia se han colado noticias falsas con el propósito deliberado de
golpear al actual gobierno, la salud pública es el pretexto de la ocasión. En
este caso se encuentra como antecedente de esta escalada desinformadora el
malestar que ha producido entre algunas empresas farmacéuticas y medios de
comunicación, decisiones gubernamentales que afectan el connubio que existió
entre estos agentes de la economía y las autoridades de turno. Ahora siembran
el pánico porque se ha modificado la condición que les daba acceso a recursos
públicos, liberándolos de una competencia estricta del mercado. No les interesa
la salud pública, la salud del pueblo. Si así fuere, hace tiempo se habrían
confrontado a las empresas que producen alimentos chatarra y bebidas altas en
azúcar, las que han derivado en el incremento de la población con obesidad en
México y los males que esa condición trae para la salud.
Son los
conservadores que se oponen al empoderamiento popular y no han dejado de hacer
olas para restablecer privilegios. Los conservadores sí existen y en diversas
presentaciones: agnósticos, católicos, de izquierda, liberales y los que
quieran agregar.
La ilustración de esta entrega
nos remite a la serie de ensayos que juntos en un libro aparecieron en 1964. Apocalípticos
e integrados, un título más efectista para resultado de ventas, cuyos
contenidos no fueron modificados sustancialmente en las sucesivas
republicaciones, para bien digo yo, pues dejan un documento de época. Umberto
Eco se dio a la tarea de ensamblar perspectivas varias para entender la cultura
de masas, la cultura popular, la alta cultura. Ése es su mérito, la del difusor
de la Escuela de Frankfurt (industria cultural) el Círculo de Praga (Teoría de
la comunicación) y los escritores de la revista Tel quel (estructuralismo
francés), a la par que los conecta con la obra de Marx y Gramsci. Son ensayos
sobre el esteticismo de clase que tienen en el término mixtificación la
palabra clave para desencriptar los mensajes ideológicos. Una lectura para
revalorar en estos tiempos del periodismo “objetivo”, de “rigor”, al servicio
de la mistificación.
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