lunes, 11 de marzo de 2019

Rasgos del nuevo régimen

“Si tratáramos de compendiar nuestra crisis en una fórmula, la podríamos llamar una crisis de la confianza…Allí donde reina la confianza, muchas veces el hombre tiene que acomodar sus deseos a los mandatos de la comunidad, pero no se ve forzado a reprimirlos en tal grado que esta represión llegue a cobrar una significación dominante en su vida; esos deseos se funden en diversos modos con las necesidades de la comunidad, cuya expresión son sus mandatos. Claro que para que esta fusión pueda tener realmente lugar es menester que dentro de la comunidad todos vivan realmente con todos, que reine en ella, por consiguiente, una confianza no impuesta ni imaginada, sino genuina y elemental.”
Martin Buber

La comunicación es el primer rasgo distintivo para destacar. Todas las mañanas cuando comparece ante los medios de comunicación, López Obrador lo hace con la certeza de que se dirige a los ciudadanos. Todos los recorridos a lo largo y ancho de la república los realiza López Obrador con el propósito de ver a sus gobernados y ser visto por ellos, mantener contacto visual. Es una comunicación en la alteridad, el presidente en relación con el ciudadano. Yo presidente, tú ciudadano en la base de la comunicación. Se modifica el modelo anterior, de comunicación cortesana, cifrado en el trato personalizado del gobernante y su equipo con los dueños de los medios y distinguibles periodistas.

El papel del Estado del Bienestar se fortalece sin recurrir a una política que se oponga diametralmente al libre comercio por medio de la estatización de actividades productivas. Así, la recuperación de las empresas productivas del Estado se da en función del actual marco jurídico, aprovechando las disposiciones que formalmente siguen estando en manos del Ejecutivo. La reorientación de los subsidios segmentados por grupos poblacionales (adultos mayores, jóvenes y mujeres destacadamente) van dirigidos a fortalecer el núcleo familiar pues terminan como apoyos a la familia. Su ministración personalizada, directa, está en aptitud de favorecer el mercado interno preferentemente. Los apoyos productivos dirigidos a la población rural (indígenas, ejidatarios y pequeños propietarios) buscan revitalizar unidades productivas y asegurar una canasta básica de alimentos para todos los mexicanos y así depender menos de la importación de estos.

Otro rasgo del nuevo régimen es la moralización del servicio público, obviamente se trata de un proceso y no de un asunto resuelto. El coloquialmente conocido combate a la corrupción. Se trata de abatir la corrupción institucionalizada, la que aprovechando los recovecos de la ley daba rienda suelta a la corrupción con escasas posibilidades de castigarla. Por eso la dificultad de levantar denuncias que se resuelvan con éxito a favor del Estado. Por eso el enfoque preventivo y una nueva cuenta del índice de corrupción para delimitar un antes y un después. Para ello están a disposición los instrumentos de las secretarías de Hacienda y de la Función Pública. Con la primera haciendo efectivos los mecanismos de control presupuestal, disminuyendo la discrecionalidad. De la Función Pública tendrá que hacer auditorías internas de a de veras, no sólo para cubrir expedientes, centrándose en los directores generales. A nivel preventivo su rol consistirá en avanzar la pedagogía sobre la moral del servicio público en la Administración Pública Federal.

Respecto a la seguridad pública, el nuevo régimen cuenta con la legítima legalidad de disponer del Ejército y la Marina para combatir al crimen. El establecimiento de la Guardia Nacional lo permite y se está en la expectativa del despliegue de un proceso por iniciar efectivamente.


Estos son los cuatro rasgos sobre los que se conducen las actividades del gobierno, en síntesis. De los resultados que se obtengan dependerá la prolongación nuevo régimen.


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