“La forma más fundamental de
moral, en efecto, se preocupa por fomentar experiencias de bienestar en los
demás y por evitar y prevenir de dolor en los demás (o la perturbación del
bienestar de los demás)”
George Lakoff
En términos informativos, lo que
a mi me gusta de las conferencias de prensa matutinas del presidente Andrés
Manuel, es que tienen contenidos antes sólo ventilados en los medios de
comunicación y en los pasillos de la burocracia. Ahora, el presidente de la
república es el que se encarga de darle visibilidad a los vicios de la gestión
pública, lo cual pone en el aparador a la actual administración (las
declaraciones patrimoniales de los funcionarios, los nombramientos no idóneos,
por ejemplo, han sido puntualmente observados por los periodistas)
Esta política de comunicación no
queda exenta de un debate áspero, en el que se pierde la importancia que tiene para
el éxito del actual gobierno un mejor aprovechamiento de los recursos públicos.
Es un tema que, siendo central, queda en segundo plano o estigmatizado como
recorte presupuestal, cuando en realidad se trata de un orden de prioridades. Es
claro que López Obrador mantiene la determinación de servir a los pobres o a
los que menos tienen. La diferencia es que ahora cuenta con la información del
Estado para disponerla a favor de las mayorías. Si de atajar la corrupción se
trata, entonces trabaja para purgar los ductos del enriquecimiento ilícito. Es
el caso del robo de combustible. Una diligencia que tiene aspectada como una de
sus consecuencias fortalecer ambiciosos programas sociales.
Otra política es la llamada
austeridad republicana. Asignaciones presupuestales para, de nuevo, impulsar
con recursos los programas sociales. Esta austeridad ha caído como un balde de
agua fría en los medios de comunicación que han visto disminuidos sus ingresos
por la reducción de la publicidad gubernamental. Un manantial en el que había
para todos, grandes medios, revistas y portalitos.
La austeridad también pega a los
intermediarios de los programas sociales y agropecuarios ¿Algún día sabremos
cuánto dinero le inyecto Enrique Peña Nieto a la organización Antorcha
Campesina y cuál fue el beneficio efectivo para los agremiados de esa
organización?
La política de austeridad también
alcanza a las asociaciones civiles, organizaciones no gubernamentales, también
llamadas organizaciones de la sociedad civil. Los aludidos han respingado.
Hasta ahora, el ciudadano de a pie como uno, no tiene una estimación cierta de
las asignaciones presupuestales que en el pasado se dispusieron para estas
organizaciones. Un caso, que no forzosamente es base de una generalización, es
el de la Academia Mexicana de Ciencias y su inconformidad por el retiro de
apoyos a esta organización. Según información publicada en La Jornada (09-02-2019) a esta asociación con 2 799 miembros no se
le proporcionarán recursos del Conacyt. En años anteriores se le asignaban 50
millones de pesos anuales y eran destinados preferentemente a programas de
divulgación. Divulgación que bien podría ser proporcionada por la respectiva
casa de estudios de los académicos. La Academia de Ciencias está formada por
investigadores que, en lo individual, tienen ingresos estimados de 49 mil pesos
mensuales (La Jornada 29-07-2018) según
un promedio reportado por el investigador de El Colegio de México Manuel Gil
Antón en 2018. Se trata pues, de una asociación con capacidad para sostenerse
con la aportación de sus agremiados y que, a la vez, redunda actividades de universidades
o de centros de estudio e investigación.
Lo remarcable no es el retiro de
un subsidio sino la reprogramación del recurso para fortalecer los programas
sociales. Recordemos que el presidente no ha desistido de su consigna: Primero los pobres.
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