Una discusión marihuana, abierta
institucionalmente por una sentencia de la SCJN sobre un amparo a favor de
cuatro ciudadanos que demandaron por la inconstitucionalidad y afectación a los
derechos humanos, insertos en el articulado de la Ley General de Salud. La sala
uno dictaminó el jueves 5 de noviembre sobre dicha inconstitucionalidad. Este
es un nivel de la discusión y no se puede minimizar y dejar poco enfatizado. Lo
que la Corte develó fue el autoritarismo con el que se imponen los gobernantes
y legisladores, quienes juran ceremonialmente defender y hacer prevalecer la
Constitución. Cuántas decisiones se toman al impulso autoritario, que ni
siquiera están puestas en la ley, a lo mejor en un reglamento o en una
circular. Fundadas en falacias de autoridad, nada más porque quien manda lo
dice e impone, ni se toman la molestia del debate, el Acuerdo Transpacífico un
ejemplo. Pero el debate tiene muchas aristas, no sólo la de carácter jurídico
constitucional.
El presidente Enrique Peña Nieto
ha dado su opinión personal, me parece que a los gobernados les interesa su
opinión en tanto Jefe de Estado, en tanto se apega a disposiciones de ley,
establece políticas y asigna presupuesto para erradicación y atención de
afectados por la economía negra basada en la producción, comercialización y
consumo de la marihuana. El Presidente ha optado por la prudencia antes de una
definición e instruye al secretario de gobernación para presidir y organizar el
debate (9-11-“015) ¿Por qué no Mercedes Juan? La instrucción es ya una
definición, el tema de la marihuana es un asunto de seguridad pública.
Efectivamente, la prohibición ha sido el estímulo de organizaciones criminales
que trafican con mercancías prohibidas. Pero la prohibición también ha
cultivado la corrupción en los tres niveles de gobierno. Visto así, la
prohibición no ha sido la mejor solución. Vale preguntarse ¿A quién afectaría
la regulación del consumo de drogas? Este es apenas un segundo nivel del
debate.
El de la salud es otro nivel del
debate en un doble filo. Son las drogas riesgo para la salud o aporte
medicinal. Aquí el sector salud tiene la información, es el momento para que la
difunda, posee investigación acumulada y en curso. Es importante señalar que
existen otro tipo de consumo o ingesta, de los que se conoce su daño a la salud
y no aplica la prohibición y si la información preventiva, la advertencia: el consumo de este producto es nocivo para
la salud. Las bebidas endulzadas, causantes de obesidad y promotoras de la
diabetes, son objeto de un impuesto al consumo; las bebidas alcohólicas, en los
días de asueto generalizado, tienen el límite del alcoholímetro para los
conductores de auto; el tabaco, sus consumidores, les es negado el consumo en
espacios públicos y se les confina en espacios sólo para fumadores.
Hasta aquí, los tres niveles
enlistados nos remiten a decisiones técnicas en materia de constitucionalidad,
seguridad y salud.
Está también la naturaleza
económica de la discusión sobre la marihuana: producción, comercialización y
consumo. Aquí el reto es sacarla del mercado negro para alejarla de la
criminalidad y de la corrupción; está el nivel geopolítico imposible de obviar.
En los últimos años, de manera consistente desde el gobierno de Felipe Calderón,
la política respecto a las drogas en general ha dejado de ser soberana, la
incidencia norteamericana es más que ostensible, el Iniciativa Mérida lo
confirma; un nivel más del debate se encuentra en la discusión filosófica,
aceptación o negativa a la posición liberal. Para mi es difícil encontrar un
liberalismo puro, de una sola pieza. Unos son liberales en lo político, otros
son liberales en lo económico, hay radicales anarco-liberales y académicos
liberal-spencerianos.
El debate nos dirá mucho sobre la
sociedad mexicana, su caracterización sociológica, si realmente somos una
sociedad liberal que reconoce y defiende la capacidad del individuo para
decidir sobre lo que le conviene a su persona, o somos una sociedad
conservadora. O qué tal, liberales o conservadores a conveniencia. Lo que sí me
parece ineludible es aclarar: el consumo de la marihuana eclosiona la
delincuencia o es la prohibición la que la determina. Para mí la delincuencia
tiene otra cuerda, relacionada con la fortaleza del Estado de derecho. Sí éste
es débil no hay manera efectiva de ser contundentes frente al crimen
organizado. Contundente quiere decir abatir la corrupción y la impunidad.
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