No es lo mismo. Una encuesta, se
ha dicho hasta la saciedad, es la fotografía del momento. La realidad es lo
constante, serial, la tendencia, la conjunción de vectores, lo publicitado, lo
no dicho, lo minimizado, lo enfatizado, la unidad de lo diverso, para acabar
pronto.
Los medios viven en la tentativa
de ofrecernos la realidad totalizadora mediante migajas informativas,
metonimias que suplantan el bosque. En las campañas electorales por el poder
político esta cualidad se expande. La saturación se impone, la indiferencia
resiste en buena parte de la población, los llamados indecisos y
abstencionistas rebautizados como “anulistas”.
Encuestas y medios han hecho una
mancuerna para orientar las preferencias, el partido político como tal,
pertenece a un modelo de comunicación superado y se subordina a las
tecnologías. No obstante, el partido que mejor haga contacto con la realidad,
incluida la ciudadanía, estará con una ventaja superior.
Es penoso ver políticos que no
hacen contacto con la realidad, se pierden en escaramuzas ideológicas o se
atrincheran en sus intereses personales. Muestra de ello la acaba de dar, para
vergüenza de México y el Mundo, Felipe Calderón. Eso de meterse en el diferendo
entre España y Argentina sobre la expropiación en tránsito de la filial de
Repsol YPF, la cual opera la explotación de petróleo en el mencionado país conosureño.
Para resumir, atacando las expropiaciones y detractando la decisión soberana de
un Estado, el de la República Argentina, Felipe Calderón demostró su desprecio
por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que juró cumplir y
hacer cumplir. Se puso al servicio del Estado español y de una de sus empresas,
ignorando su propia Constitución, la de los mexicanos. Es un ejemplo de cómo un
político pierde contacto con la realidad. Y más, es indicio de traición a la
patria.
Bien, terminada esta digresión,
vuelvo al punto. Más allá de lo que digan las encuestas y la aplanadora de las
corporaciones mediáticas, se disparan mecanismos de comunicación entre la
gente, los ciudadanos, que encuentran en sus condiciones actuales de existencia
y en coincidencia con el proceso electoral en curso, la oportunidad para
expresar su inconformidad. Cuando no se da la coincidencia con lo electoral
simplemente ocurren rebeliones, como la llamada Primavera Árabe desencadenada
en 2010. O la propia experiencia del Frente Democrático Nacional en 1988
liderado por el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas.
Cada uno de los candidatos a la
Presidencia tiene su manera de leer la realidad y hacer contacto con ella.
Josefina Vázquez Mota no se ha
despegado hacia arriba de las encuestas, pero si del suelo. Extraviada desde el
inicio oficial de las campañas, ha requerido la asistencia de Felipe Calderón y
su equipo. Chepina está recibiendo respiración de boca a boca de Calderón.
Mientras no haga un esfuerzo más allá de lo realizado, su llegada a la
Presidencia sólo se entendería por métodos espurios como lo hizo quien hoy
aspira a suceder.
Gabriel Quadri no se complica,
millones de pesos, no de votos, le dejará el circo electoral. Ése es su
contacto. Por eso habla despreocupadamente y no ve contradicción alguna entre
ser “ambientalista” y promotor del neoliberalismo de manera simultánea.
La competencia se va perfilando
entre Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. Dos maneras de
conectarse. Con la sociedad del espectáculo o con la sociedad de los
inconformes, según sea el caso. Son contingentes que se intersectan, más bien
quedan mezclados. Con uno se ven jóvenes y mujeres identificados más con el
carisma del candidato que con la propuesta histórica del Partido Revolucionario
Institucional y las luchas de las que se dice heredero, ensombrecida
¿nulificada? por la reiterada complacencia hacia las prescripciones del mercado
y el disimulo ante el protagonismo de la iglesia católica; con el otro tenemos
referencias directas hacia los estudiantes, los pobres, los miembros de la
tercera edad. Los indignados, la gente que sobra en un obtuso sentido del
funcionamiento capitalista.
¿Qué lectura de la realidad
prevalecerá el primero de julio?
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