viernes, 31 de diciembre de 2010

Propósitos diabólicos


El año dos mil diez ha sido un año de violencia y miedo, tan extendidos por el territorio nacional que no permitieron una plena celebración de la Independencia de México y de su Revolución. Todavía más, el acrecentamiento de las desigualdades sociales y desavenencias políticas entre las élites no formaron el marco adecuado para las celebraciones centenarias como expresión de la unidad entre los mexicanos.


Nos toca este día mirar al futuro de nuestra colectividad nacional con el catalejo de nuestros propósitos, así sean estos propuestos por el Diablo, pues los Dioses parecen cansados.


Ordenar fiscalmente al Estado para que los que más acumulen riqueza aporten más al erario, haciendo que la recepción de ingresos se acompañe de una contabilidad gubernamental del gasto público donde semana a semana, día a día, los ciudadanos sepamos dónde se está aplicando el presupuesto para conjurar subejercicios y reorientar la inversión hacia donde sea más pertinente dentro de un esquema visible de resultados para beneficio de todos.


Que la clase política visite la literatura y la filosofía veinticuatro horas a la semana, para pocos políticos este propósito no les resultará un tormento, pero para la mayoría créanme que aborrecen las letras chiquitas y no saben donde se enseña filosofía. Retirar de todo puesto de representación popular y de gobierno de alto nivel a los políticos que consideran a la brujería un medio serio de conseguir sus fines. Créanme, existen ese tipo de políticos.


Construir un sistema nacional de apoyo a la juventud, que junto con el bachillerato y las becas, instruya artes y oficios, contingente humano para apoyar la alfabetización, la reforestación, en jornadas censales y electorales, en las situaciones críticas de la protección civil en condiciones de desastres naturales, hacer de los jóvenes promotores del equilibrio del medio ambiente y cazadores del fraude en todas sus posibilidades (administrativo, artístico, electoral, financiero, mercantil, los productos milagro, etc.) Que los jóvenes formen una barrera contra el abuso de poder y los abusadores de la fe, produciendo cadenas de equidad y transparencia. Que la juventud no sea más el ejército delictivo de reserva del que se aprovecha el crimen organizado.


Que todos los egresados de las escuelas especializadas en atender a niños que no tienen la edad para ingresar a la educación básica se les emplee en el encargo de dirigir las guarderías del país. Nunca más dejar esa responsabilidad al abuso del parentesco o de la influencia política. Que el teatro y la apreciación musical sea parte obligatoria de la educación básica.


Colmados estos propósitos, el amor y la paz se os darán por añadidura.



Año viejo, 2010.

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