La semana que terminó es la viva imagen de una Presidencia ensimismada, que no encuentra el verbo conductor, mientras sus aliados deciden asumir el protagonismo que Felipe Calderón y sus cercanos no pueden descollar. El Partido Revolucionario Institucional por un lado, Vicente Fox por el otro.
El impulso de la reforma energética y la maniobra para quedarse con el control absoluto del Partido Acción Nacional agotaron al presidente Calderón durante los meses que corren de este año. El equipo íntimo que acapara los recursos de la Presidencia (Ernesto Cordero, César Nava, JC Mouriño, Martínez Cázares) ha sido disminuido en sus capacidades. Y si a ello se suma el desgaste de la estrategia asumida contra el crimen organizado, el resto de la presente administración estará dedicado a remontar un marcador adverso.
Así tenemos que la reforma energética se redujo a una reforma de PEMEX que pronto fue combatida desde la izquierda, con la fuerza suficiente para detenerla, para llevar a un Foro senatorial donde la propuesta presidencial no pudo reaccionar ante la adversidad de la mayoría de las opiniones vertidas. En el desfondamiento del proyecto original, el PRI elaboró su propia propuesta, misma que presentó el día después de que concluyó el Foro el martes pasado. Se dice que es la misma propuesta presidencial, nada más refinada, quitándole el contenido de la apertura al capital extranjero.
En los hechos, el PRI se ha movido en una cancha que le abrieron sus adversarios, construyendo una propuesta que sin ser la mejor al menos tiene la ventaja de tener más aceptación dentro la clase política. Eso no significa, cualquiera que sea la reforma que finalmente se apruebe el próximo mes de septiembre, que la modificación legal en automático produzca una mejoría en el campo de la economía nacional. No hay que cargarle a una propuesta beneficios que tienen que llegar a través de un acuerdo más amplio, que incluya la modificación de las pautas de acumulación imperantes.
La experiencia ha registrado que reformas sin pacto social no cumplen expectativas. La reforma al 27 Constitucional que prometió la cascada de inversiones al campo, la asociación extendida entre inversionistas y ejidatarios no se dio en la medida de lo esperado. Por eso ahora el país tiene un campo despoblado y tiene que recurrir a la importación de alimentos para satisfacer la demanda popular. Por eso cualquier reforma sin pacto social quedará limitada a beneficiar a los de siempre.
Por lo que se refiere a la disputa por tomar el comando del PAN, las formalidades del relevo de noviembre pasado no resistieron el embate de los foxistas, bastó con un libro pasional y la declaración que calificó a los colaboradores cercanos de Calderón de “Capos” –exageración y mentira de la mano de Manuel Espino- para que los calderonistas se sintieran arrinconados dentro de su propio partido a merced de Vicente Fox y sus huestes, que cerraron la semana con la rendición de Germán Martínez ante los “meones de agua bendita” de El Yunque, luego de que previamente el mismo Espino se había reunido con el dirigente del PAN y el secretario en gobernación.
Rendidos, por el momento, el presidente Calderón con todo y su círculo íntimo, mira con desdén la consulta popular convocada por el Frente Amplio Progresista, esperando resarcir sus derrotas políticas de la semana con el fracaso de la consulta, que como sea se levantará con un rotundo no a manera de lápida del proyecto original de la misma reforma de Calderón.
1 comentario:
La propuesta prìista también ofrece total garantía a la inversión extranjera en el petróleo..
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