En aquel día, entre el dictamen que declaró al presidente electo y el de la toma de posesión de Felipe Calderón, los equipos del saliente y el entrante se reunieron en Los Pinos, en un encuentro de cortesía que sirvió para entregar los libros blancos de la administración foxista. A más de cuatro meses de iniciado el gobierno de la segunda estadía del PAN en Palacio Nacional, el nuevo equipo tiene material suficiente para elaborar un libro negro de lo que dejó Vicente Fox a la nueva administración.
Germán Martínez Cázares, secretario de la Función Pública, al ser entrevistado en un canal de televisión (Proyecto 40, para una emisión a cargo de El Universal), se mostró preocupado por las observaciones de la Auditoría Superior de la Federación, subrayando tres dependencias: PEMEX, IMSS y CONAGUA. Dispuesto a seguir el camino de la ley, el funcionario se negó a considerar sus investigaciones como una caza de brujas. El caso es que el historial del foxismo convoca a practicar dicha cacería con la ley en la mano. El problema es el descrédito que le acarreará al nuevo gobierno de no hacer una indagación cuidadosa, escrupulosa, pues puede vulnerar su legitimidad no del todo establecida.
No se trata sólo de las cuentas administrativas auditadas del año 2005, la herencia negra fue dejando su huella a lo largo del sexenio y no se limita a lo registrado por el auditor. Un caso de la irregularidad foxista se dio en el trato con el sindicato minero. De manera torcida ungió a un líder –Napoleón Gómez Urrutia- y chueca fue su defenestración por parte de la misma autoridad. Hoy el líder ha sido restituido y ex funcionarios, Fox incluido, ya tienen interpuesta una denuncia penal. Pero la irregularidad fue la marca del sexenio y no se entiende cómo no le significó una derrota apabullante en el 2006 al PAN. Aunque explica el significado profundo que tiene en este país la operación electoral.
En el ambiente están los cuestionamientos a la Mega biblioteca, hoy cerrada para la conclusión de una obra inconclusa; al programa Enciclomedia, que desde su origen fue tentado para inflar sus costos; a las obras de remodelación del aeropuerto internacional de la ciudad de México; la administración de las aduanas, complaciente ante la importación de seudoefredina, sustancia a partir de la cual se elaboran drogas sintéticas. Pero el historial arranca desde la conformación del grupo de súper asesores que se contrapunteaban con los responsables de despacho.
La expropiación de los ingenios azucareros que nunca sustentó su utilidad pública y la Corte finalmente revirtió el decreto expropiatorio. La discrecionalidad de una subsecretaría de la SEMARNAT para otorgar permisos. Los desvíos de la Lotería Nacional a través de una fundación, Transforma México, que a su vez subsidiaba a Vamos México, lo que obligó a limpiar la cañería administrativa de esa institución. Esto es algo de lo que se supo a través de la prensa. Malas calificaciones del gobierno del cambio, que en una democracia plena hubiera sido suficiente para retirarle la confianza ciudadana a su partido a través del voto.
Qué va hacer Felipe Calderón con el libro negro del foxismo. Libro del que seguramente cuenta con más elementos de lo que aquí se enuncia. Material para poner en cuestión, de nuevo, la legitimidad del gobernante y oportunidad para su relegitimación. Material explosivo que requiere de manejo cuidadoso, en momentos en los que se tiene una guerra abierta contra el narcotráfico y una agenda de acuerdos con el Poder Legislativo. Qué acordó el Presidente con Manuel Espino el viernes pasado (Excélsior) ¿Se la juega por México o por el foxismo?
Germán Martínez Cázares, secretario de la Función Pública, al ser entrevistado en un canal de televisión (Proyecto 40, para una emisión a cargo de El Universal), se mostró preocupado por las observaciones de la Auditoría Superior de la Federación, subrayando tres dependencias: PEMEX, IMSS y CONAGUA. Dispuesto a seguir el camino de la ley, el funcionario se negó a considerar sus investigaciones como una caza de brujas. El caso es que el historial del foxismo convoca a practicar dicha cacería con la ley en la mano. El problema es el descrédito que le acarreará al nuevo gobierno de no hacer una indagación cuidadosa, escrupulosa, pues puede vulnerar su legitimidad no del todo establecida.
No se trata sólo de las cuentas administrativas auditadas del año 2005, la herencia negra fue dejando su huella a lo largo del sexenio y no se limita a lo registrado por el auditor. Un caso de la irregularidad foxista se dio en el trato con el sindicato minero. De manera torcida ungió a un líder –Napoleón Gómez Urrutia- y chueca fue su defenestración por parte de la misma autoridad. Hoy el líder ha sido restituido y ex funcionarios, Fox incluido, ya tienen interpuesta una denuncia penal. Pero la irregularidad fue la marca del sexenio y no se entiende cómo no le significó una derrota apabullante en el 2006 al PAN. Aunque explica el significado profundo que tiene en este país la operación electoral.
En el ambiente están los cuestionamientos a la Mega biblioteca, hoy cerrada para la conclusión de una obra inconclusa; al programa Enciclomedia, que desde su origen fue tentado para inflar sus costos; a las obras de remodelación del aeropuerto internacional de la ciudad de México; la administración de las aduanas, complaciente ante la importación de seudoefredina, sustancia a partir de la cual se elaboran drogas sintéticas. Pero el historial arranca desde la conformación del grupo de súper asesores que se contrapunteaban con los responsables de despacho.
La expropiación de los ingenios azucareros que nunca sustentó su utilidad pública y la Corte finalmente revirtió el decreto expropiatorio. La discrecionalidad de una subsecretaría de la SEMARNAT para otorgar permisos. Los desvíos de la Lotería Nacional a través de una fundación, Transforma México, que a su vez subsidiaba a Vamos México, lo que obligó a limpiar la cañería administrativa de esa institución. Esto es algo de lo que se supo a través de la prensa. Malas calificaciones del gobierno del cambio, que en una democracia plena hubiera sido suficiente para retirarle la confianza ciudadana a su partido a través del voto.
Qué va hacer Felipe Calderón con el libro negro del foxismo. Libro del que seguramente cuenta con más elementos de lo que aquí se enuncia. Material para poner en cuestión, de nuevo, la legitimidad del gobernante y oportunidad para su relegitimación. Material explosivo que requiere de manejo cuidadoso, en momentos en los que se tiene una guerra abierta contra el narcotráfico y una agenda de acuerdos con el Poder Legislativo. Qué acordó el Presidente con Manuel Espino el viernes pasado (Excélsior) ¿Se la juega por México o por el foxismo?
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